JERUSALÉN.- La inteligencia militar israelí no detectó indicios de la planificación del brutal ataque perpetrado por Hamás dentro de Israel el pasado 7 de octubre, un fallo de enormes dimensiones sobre el que solo cargos militares han asumido responsabilidad, sin que Benjamín Netanyahu haya entonado nada parecido a un «mea culpa».
En catorce días de guerra, el primer ministro se ha dirigido a los israelíes en varias ocasiones: ha prometido eliminar a Hamás «de la faz de la tierra» y traer de vuelta, sanos y salvos, a los más de 200 israelíes secuestrados dentro de la Franja de Gaza.
Pero nada parecido a una disculpa o una asunción de responsabilidades por el grave error que abrió una brecha de seguridad, que permitió que más de 2.000 hombres de Hamás se infiltraran en Israel el pasado 7 de octubre y mataran a más de un millar de civiles, la mayor masacre de la historia del país y la mayor matanza de judíos desde el Holocausto.
«No creo que Netanyahu pueda sobrevivir a esto. Es imposible que un primer ministro en democracia no pague un alto precio político ante el alcance y magnitud de lo ocurrido», afirmó a EFE el diplomático Alon Pinkas, exconsul israelí en Nueva York.
Un sondeo publicado hoy por el diario hebreo Maariv indica que el 80 % de los encuestados cree que Netanyahu debería asumir públicamente su responsabilidad por lo ocurrido, una opinión compartida por el 69 % de los votantes de su partido, el derechista Likud, en las últimas elecciones de noviembre de 2022.
Sin embargo, Pinkas no cree que Netanyahu dimita voluntariamente, porque «no tiene ni la decencia ni la integridad para asumir su responsabilidad», pero vaticinó que esta guerra, la más feroz que ha enfrentado a Israel con las milicias islamistas de Gaza, es la tumba de su larga trayectoria política, en la que ha sobrevivido a todo.
«Se cree que es suficiente con que carguen con la culpa los responsables militares, y prometerá abrir una comisión de investigación como estrategia para ganar tiempo», indicó el diplomático, que recordó que solo hacen falta seis diputados de su coalición para que salga adelante una moción de censura o una votación para disolver el parlamento.
EL NUEVO DIARIO, JERUSALÉN.- La inteligencia militar israelí no detectó indicios de la planificación del brutal ataque perpetrado por Hamás dentro de Israel el pasado 7 de octubre, un fallo de enormes dimensiones sobre el que solo cargos militares han asumido responsabilidad, sin que Benjamín Netanyahu haya entonado nada parecido a un «mea culpa».
En catorce días de guerra, el primer ministro se ha dirigido a los israelíes en varias ocasiones: ha prometido eliminar a Hamás «de la faz de la tierra» y traer de vuelta, sanos y salvos, a los más de 200 israelíes secuestrados dentro de la Franja de Gaza.
Pero nada parecido a una disculpa o una asunción de responsabilidades por el grave error que abrió una brecha de seguridad, que permitió que más de 2.000 hombres de Hamás se infiltraran en Israel el pasado 7 de octubre y mataran a más de un millar de civiles, la mayor masacre de la historia del país y la mayor matanza de judíos desde el Holocausto.
«No creo que Netanyahu pueda sobrevivir a esto. Es imposible que un primer ministro en democracia no pague un alto precio político ante el alcance y magnitud de lo ocurrido», afirmó a EFE el diplomático Alon Pinkas, exconsul israelí en Nueva York.
Un sondeo publicado hoy por el diario hebreo Maariv indica que el 80 % de los encuestados cree que Netanyahu debería asumir públicamente su responsabilidad por lo ocurrido, una opinión compartida por el 69 % de los votantes de su partido, el derechista Likud, en las últimas elecciones de noviembre de 2022.
Sin embargo, Pinkas no cree que Netanyahu dimita voluntariamente, porque «no tiene ni la decencia ni la integridad para asumir su responsabilidad», pero vaticinó que esta guerra, la más feroz que ha enfrentado a Israel con las milicias islamistas de Gaza, es la tumba de su larga trayectoria política, en la que ha sobrevivido a todo.
«Se cree que es suficiente con que carguen con la culpa los responsables militares, y prometerá abrir una comisión de investigación como estrategia para ganar tiempo», indicó el diplomático, que recordó que solo hacen falta seis diputados de su coalición para que salga adelante una moción de censura o una votación para disolver el parlamento.
«No creo que ocurra mientras estemos en guerra, pero acabará ocurriendo», aseveró.
Aunque los ánimos se han calmado, en los primeros días de la guerra centenares de familiares de víctimas e israelíes indignados salieron a las calles de Tel Aviv a pedir a Netanyahu que diera la cara por el mayor fallo de la seguridad de Israel, que ha dejado más de 1.400 muertos, 4.300 heridos, más de 200 rehenes y un centenar de desaparecidos.
Algunas decenas siguen acampados en la céntrica avenida Kaplan de Tel Aviv, donde, junto a fotos de los secuestrados y desaparecidos, se ven carteles que rezan «Bibi asesino», mencionándolo por el apodo popular con el que se le conoce en Israel, y culpándolo directamente de la masacre.
«Un fallo de inteligencia»
No fue hasta el pasado lunes, nueve días después del estallido de la guerra, que una autoridad israelí asumió su «responsabilidad personal». Fue el jefe del Shin Bet, el servicio de inteligencia interior, Ron Bar.
«A pesar de una serie de acciones que llevamos a cabo, desafortunadamente, no pudimos generar una alerta suficiente que permitiera frustrar el ataque», admitió Bar en una misiva dirigida a los miembros de la agencia.
«Como la persona que dirige esta organización, la responsabilidad es mía. Habrá tiempo para las investigaciones. Ahora estamos luchando», aseguró Bar, cuya cabeza podría ser una de las primeras que rueden cuando acabe la guerra.
Al día siguiente, en la misma línea se pronunció el jefe de la dirección de Inteligencia Militar del Ejército israelí, el mayor general Aharon Haliva, quien admitió que «el comienzo de la guerra fue un fallo de inteligencia”, en otra carta.
El ministro de Defensa, Yoav Gallant, arengó ayer a las tropas en el sur y prometió llevar a Israel hasta la victoria en esta batalla que ahora se libra dentro de Gaza.
«Soy responsable del establecimiento de defensa. Fui responsable de ello en las últimas dos semanas, incluso en los incidentes difíciles, y soy responsable de llevarlo a la victoria en la batalla», reconoció el ministro en un velado «mea culpa», lo más lejos que ha ido ningún miembro del Gobierno israelí.
«Por supuesto que hubo un fracaso, un grave fallo de inteligencia y operativo. Ahora mismo hay más preguntas que respuestas sobre qué falló. Lo único claro es que hubo errores garrafales», explicó a EFE el analista de seguridad, Avi Melamed.
Sin querer entrar en quién debe asumir la responsabilidad, Melamed afirmó que Hamás engañó muy bien tanto al estamento de seguridad como al Gobierno israelí.
En las escaladas bélicas de los dos últimos años entre Israel y la Yihad Islámica, Hamás se mantuvo al margen, lo que se interpretó como un deseo por mantener la calma en la Franja de Gaza como fuerza gobernante, cuando en realidad «estaban planeando cuidadosamente este ataque».
«Fue una decisión estratégica de Hamás para engañar a Israel y lo hizo muy hábilmente», agregó Melamed.(Agencia).