lunes, noviembre 25, 2024
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Algunas puntualizaciones sobre la evolución de la pobreza y la desigualdad en la República Dominicana

El Banco Central de la República Dominicana como entidad encargada del levantamiento de las Encuestas Nacionales de Fuerza de Trabajo, la tradicional que culminó en 2016 y la nueva encuesta continua, las cuales constituyen el insumo principal para los cálculos de pobreza e indigencia, ha considerado oportuno complementar y ampliar las declaraciones ofrecidas por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), institución responsable de realizar las estimaciones periódicas de las cifras de pobreza y desigualdad en el marco del Comité Técnico Interinstitucional de Medición de la Pobreza creado por el Decreto 112-15, en el sentido de que no es cierto que la desigualdad se haya estado incrementando en este país, como podría interpretarse a partir del documento Panorama Social de América Latina 2018 recientemente publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Como punto de partida, es preciso señalar que la CEPAL realiza un proceso de homogenización de criterios y definiciones a partir de las bases de datos de las encuestas de hogares de los diferentes países, para que los resultados en términos de los indicadores de pobreza monetaria se deriven de una metodología común.

De manera particular, como lo establece el referido documento textualmente

“Las cifras de pobreza calculadas por la CEPAL y las oficiales de los países presentan distintos énfasis y, por tanto, en su cálculo se adoptan criterios diferentes. Las cifras de la CEPAL tienen por objeto reflejar de la manera más comparable posible la realidad regional, en tanto que las cifras nacionales buscan atender de la mejor manera las realidades propias del país.”

En esta ocasión, el tratamiento metodológico de homogenización utilizado por la CEPAL introdujo cambios para todos los países en el proceso de construcción de líneas de pobreza, esto es en la forma de seleccionar los bienes de las canastas básicas alimentaria y no alimentaria, los precios utilizados para valorar dichos bienes o los deflactores para actualizar las líneas en el tiempo, así como en la definición del ingreso de los hogares, entre otros.

A pesar de las diferencias metodológicas, las variaciones que exhiben las tasas de pobreza calculadas por la CEPAL en el corto y mediano plazo son consistentes con las tendencias de las cifras oficiales de los países.

En el caso de República Dominicana, el documento de CEPAL muestra una reducción de la pobreza monetaria de 10.9 puntos porcentuales de 2012 a 2016, mientras las cifras oficiales del país reportan una disminución de 10.8 puntos porcentuales en igual periodo, por lo que no hay mayores discrepancias en términos de la magnitud de la reducción de la pobreza.

Asimismo, la CEPAL reconoce a la República Dominicana en su reciente informe como uno de los países que presentaron las mayores reducciones de la pobreza monetaria en los últimos años junto a Chile, Panamá y Uruguay, lo que indica que estos países registraron la mayor cantidad de personas que salieron del umbral de la pobreza en Latinoamérica.

Es importante destacar que el cambio en el número absoluto de personas pobres en un país determinado es el resultado combinado de las variaciones en su tasa de pobreza y del crecimiento de la población. Cabe precisar que, dado el crecimiento vegetativo de la población, el número absoluto de personas pobres puede reducirse en el tiempo, si la caída en la tasa de pobreza es lo suficientemente significativa para compensar el crecimiento poblacional, como ha estado sucediendo en la República Dominicana.

En ese tenor, las cifras oficiales de pobreza del país reflejan que la pobreza general pasó de 39.7% de la población en 2012 a 25.5% al cierre de 2017, para una reducción de 1,249,401 en la cantidad de personas en condiciones de pobreza, una verdadera proeza, si se toma en consideración que la población total del país experimentó un aumento de 585,186 personas en igual periodo . Esto quiere decir que la reducción en la cantidad de pobres más que duplicó el crecimiento poblacional durante 2012-2017. Se espera que los resultados del año 2018 muestren una reducción adicional en la pobreza monetaria.

El aspecto del documento Panorama Social de América Latina 2018 que más ha llamado la atención de los analistas es el tema de la desigualdad del ingreso, para lo cual la CEPAL utilizó las cifras oficiales del coeficiente de Gini en los diferentes países. Este indicador constituye el estándar internacional para el seguimiento de la desigualdad del ingreso de la población y se encuentra acotado en el rango de 0 y 1, con los valores más cercanos a cero representando una menor desigualdad del ingreso.

Por ejemplo, para fines de referencia y contextualizar mejor el análisis de la desigualdad, según la base de datos del Banco Mundial los países con la mejor distribución del ingreso del mundo se encuentran principalmente en Europa central y del norte con coeficientes de Gini en el rango de 0.25-0.30, Canadá y el Reino Unido se ubican en torno a 0.33-0.35, Luxemburgo una de las economías con el ingreso per cápita más alto presenta un índice de Gini de 0.38, los Estados Unidos de América, nuestro principal socio comercial, registra un 0.41. En el caso de América Latina, el promedio del coeficiente es de 0.47.

Un aspecto relevante a señalar es que, en condiciones normales, para poder lograr una disminución en la desigualdad de los ingresos, es decir una reducción en el coeficiente de Gini, el ingreso promedio del primer quintil (los más pobres) de un país debe crecer proporcionalmente más que el ingreso del quinto quintil (el de mayor gasto). En el caso de que los ingresos de los estratos con mayor poder adquisitivo experimenten un mayor crecimiento relativo, entonces se produce un aumento en la desigualdad, que no ha sido el caso de la República Dominicana en los últimos años, como se puede observar en el gráfico más abajo.

Al analizar la serie histórica del coeficiente Gini de la República Dominicana, con una perspectiva de mediano y largo plazo, se observa una tendencia a la baja del indicador, esto es una reducción en la desigualdad del ingreso. De forma particular, entre los años 2012-2015, se acumuló la mayor caída (mejoría) del indicador desde el inicio de la serie, pasando de un promedio de 0.487 en el año 2012 a 0.458 en 2015.

En la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo de septiembre de 2016 (ENFT tradicional, ya descontinuada), el índice de Gini subió a 0.463, un incremento de cinco milésimas en el indicador, reflejando un ligero aumento en la desigualdad del ingreso en ese año particular.

Como se puede apreciar en el gráfico, la nueva Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo muestra que se mantiene la tendencia a la baja en la desigualdad del ingreso, ubicándose el coeficiente de Gini en 0.442 y 0.438 para los años 2016 y 2017, presentando la mejor situación relativa del país en términos de distribución del ingreso en toda la serie histórica analizada.

En sentido general, la CEPAL reconoce en su publicación que la desigualdad del ingreso se ha reducido apreciablemente en América Latina, aunque en los últimos años lo ha hecho a un ritmo menor. Al referirse a la República Dominicana el organismo señaló que la “desigualdad aumentó por lo menos hasta 2016”. Esta aseveración está evidentemente influenciada por lo ocurrido puntualmente en el año 2016, último año utilizado por CEPAL para el caso dominicano en base a la anterior encuesta de fuerza de trabajo.

Ahora bien, tal y como fue aclarado correctamente por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), tanto los datos de CEPAL como los oficiales muestran que el coeficiente de Gini exhibe una tendencia a la baja, es decir, una menor desigualdad, siendo el aumento de 2016 un caso puntual, que bien podría responder a una fluctuación aleatoria y estadísticamente no significativa, por lo que no debería afirmarse categóricamente que la desigualdad del ingreso está aumentando en el país.

Algunos analistas locales han sobredimensionado el problema de la desigualdad y lo han vinculado al modelo económico dominicano, amparándose en la sombrilla del documento publicado por la CEPAL, sin analizar de forma más rigurosa y detallada el tema. Una vez más, no se deberían de llegar a conclusiones definitivas sobre la desigualdad en base al resultado puntual de una encuesta en un año específico y lo recomendable es analizar las tendencias de mediano y largo plazo.

Como se muestra el gráfico anterior, en términos comparativos la República Dominicana se encuentra en mejor posición en cuanto a la distribución del ingreso (coeficiente de Gini más bajo) que la mayoría de los países en la región, ocupando el lugar número 4 de 17 países latinoamericanos, lo cual debería resaltarse como un elemento positivo y un logro para el país.

Finalmente, la mejoría en los indicadores de pobreza y desigualdad que ha experimentado la República Dominicana en los últimos años, no implica que se deba “bajar la guardia”, al contrario, la aspiración debe ser continuar con la de erradicación de la pobreza extrema y la disminución de la pobreza moderada al mínimo posible como se ha estado haciendo, mientras simultáneamente se realizan esfuerzos para mejorar el ingreso promedio de los hogares más pobres, lo que contribuiría a una distribución del ingreso más equitativa, para que los beneficios del crecimiento económico se sientan con mayor intensidad en la base de la pirámide social.

Departamento de Cuentas Nacionales y Estadísticas Económicas

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