Por Ramiro Estrella

Me sumo a quienes respaldan la posición asumida por el presidente venezolano Nicolás Maduro en su rechazo a la intromisión de Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela. Cada país debe tomar sus decisiones sin interferencias externas.

A mi entender, -sin entrar en juicios de valor de sus gobiernos, que sería un capítulo aparte de analizar-, Maduro parece representar de manera más fiel los intereses nacionales de su país en comparación con las propuestas y enfoques promovidos por el ex diputado Edmundo González y la líder de la oposición María Corina Machado.

El presidente venezolano ha mantenido una posición firme en defensa de la soberanía venezolana, señalando reiteradamente que la influencia externa desestabiliza la nación y menoscaba la capacidad del pueblo venezolano para determinar su propio destino.

En contraste, las propuestas de González y Machado podrían estar orientadas por agendas que, aunque legítimas desde su perspectiva, no necesariamente reflejan las realidades y las necesidades profundas de Venezuela en su conjunto.

Además, el contexto internacional y las relaciones de poder globales juegan un papel crucial en esta dinámica, tomando en consideración que la injerencia de potencias extranjeras suele tener consecuencias complejas y a menudo imprevistas para los países afectados, por lo que, la posición de Maduro, aunque controvertida, destaca la importancia de que Venezuela gestione sus propios asuntos sin presiones externas, permitiendo un enfoque más centrado en las realidades y aspiraciones internas de ese país caribeño.

La defensa de la soberanía nacional y el respeto por el proceso autodeterminante de Venezuela son aspectos que merecen ser considerados con seriedad y reflexión, más allá de las influencias externas y las agendas políticas internacionales.

Sin embargo, aunque Nicolás Maduro haya demostrado a través de sus acciones una firme defensa de los intereses nacionales de Venezuela frente a la intromisión de Estados Unidos y sus aliados incondicionales, es fundamental reconocer que cualquier gobernante, ya sea en un régimen autoritario, democrático o de cualquier otra naturaleza, debe contar con el respaldo mayoritario de la población para legitimar su posición en el poder.

En consecuencia, aunque la postura de Maduro en contra de la injerencia extranjera puede ser vista como una defensa robusta de la soberanía nacional, es bueno también considerar que para cualquier Presidente asumir el Poder o mantenerse en el mismo, debe contar con un apoyo popular como un factor crucial en la estabilidad y legitimidad de su gobierno.

Por ejemplo, Vladimir Putin se mantiene en el poder en Rusia en gran medida por su popularidad entre los rusos.

Lo mismo sucede con el presidente de China, Xi Jinping y otros líderes que gobiernan bajo sistemas autoritarios.

Un apoyo popular es crucial para la estabilidad de cualquier gobierno, ya que la legitimidad de un liderazgo está estrechamente vinculada a la aceptación y confianza de sus ciudadanos.

En el caso de las recientes elecciones en Venezuela, los resultados han indicado que el ex diputado Edmundo González fue el vencedor, ganando así mayor credibilidad ante la negativa de la Comisión Nacional Electoral de publicar las actas oficiales. Esto ha llevado a la percepción de que Nicolás Maduro ha sido el gran perdedor debido a la falta de respaldo popular.

Esta creencia persistirá mientras no se demuestre lo contrario, pero podría ser cierta la hipótesis de que el supuesto fraude electoral no haya sido cometido por Maduro y su gobierno, sino que sea el resultado de una componenda entre la oposición venezolana, Estados Unidos y ciertos medios de comunicación.

Estos últimos comenzaron a difundir información mucho antes de las elecciones, presentando a Maduro como el perdedor y creando así una percepción negativa a nivel interno y externo, con el fin de favorecer intereses externos.

No estoy, ni estaré nunca, de acuerdo con ningún presidente que persista en el poder sin contar con el respaldo popular, por lo que, dejo el caso de Nicolás Maduro bajo reserva de dudas.

El tiempo se encargará de esclarecer la verdad sobre estas controversiales elecciones y de determinar quién o quiénes son los responsables del alegado fraude en esos comicios.

El autor es periodista y estudiante de Derecho.