Por: Departamento Internacional y Asesoría de la Gobernación
La crisis global provocada por la pandemia del COVID-19 y su repercusión en las economías del mundo, llevó a los gobiernos y a los bancos centrales de la mayoría de los países a adoptar políticas expansivas con el objetivo de proteger la salud de la población, reactivar la economía y moderar el impacto en el ingreso y el empleo de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Dichas políticas crearon las condiciones para la reapertura de las economías, iniciándose un proceso sostenido de reactivación en varios países.
No obstante, la reactivación económica ha sido impulsada por una rápida recuperación de la demanda mundial en un entorno de oferta global limitado por la interrupción en la cadena de suministros y por aumentos sostenidos en los precios de las materias primas y del transporte de mercancías. Este desfase entre la oferta de productos y la demanda ha generado una alta inflación de carácter global que se ha transmitido a una gran parte de las economías.
En el caso de algunas economías emergentes como la República Dominicana, la inflación doméstica se ha visto afectada por el alza de precios de algunos insumos muy utilizados en la producción local, como el petróleo, el maíz, el trigo y la soya, a la vez que las empresas han confrontado altos costos de fletes y seguros en un mercado donde el precio promedio mundial de transportar un contenedor se ha incrementado de unos USD 2 mil antes de la pandemia, a más de USD 10 mil en la actualidad.
Con el objetivo de edificar a la opinión pública en general y a los agentes económicos en particular, el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) presenta un análisis sobre los factores determinantes de la inflación mundial durante 2021 y la repercusión de este fenómeno, tanto en las economías avanzadas como emergentes.
El documento destaca de forma específica los efectos del alza de precios a nivel global en el país, analizando la reacción de los hacedores de política tanto en el entorno local como internacional.
La inflación mundial y su impacto en las economías avanzadas y emergentes
En el largo plazo, la inflación es un fenómeno monetario como afirmara en su momento el ganador del Premio Nobel Milton Friedman.
No obstante, en el corto plazo, los precios pueden aumentar por distintas razones, siempre relacionadas con factores que provocan excesos de demanda o falta de oferta en distintos mercados.
Tal es el caso de choques relacionados con el comportamiento de la política fiscal, las condiciones meteorológicas o el panorama político de cada país. Más allá de estos elementos, las economías experimentan inflación importada cuando los precios presentan alzas sostenidas en los mercados internacionales, tal y como ha ocurrido en la coyuntura actual.
La reacción de la política monetaria frente a este fenómeno depende de si se trata de algo transitorio o más permanente.
Aunque la inflación global se percibe como un fenómeno transitorio que se irá corrigiendo en la medida que se corrijan las interrupciones en la cadena de suministro y se normalice la oferta mundial, todo indica que el proceso estaría vigente durante el próximo año por lo que los bancos centrales han comenzado a aumentar tasas de interés, aprovechando la consolidación de la reactivación económica. Veamos como se va dando este proceso en las economías industrializadas y las emergentes.
En Estados Unidos de América, la inflación interanual alcanzó 6.2 % en octubre 2021, el nivel más alto de las últimas tres décadas, impulsada por el incremento en los precios de los combustibles, particularmente el fuel oil (59.1 %) y la gasolina (49.6 %).
Ante esta situación, la Reserva Federal (FED) anunció en la primera semana de noviembre el inicio del retiro gradual del estímulo monetario con una reducción de USD 15 millones en sus compras netas mensuales de activos, entre otras medidas que serán implementadas en lo que resta del año. Se espera que la FED incrementará su tasa de política monetaria a principios de 2022.
Por otro lado, la Zona Euro (ZE) que al cierre de 2020 enfrentaba un proceso deflacionario también ha presentado un incremento sostenido del nivel de precios, situándose la inflación interanual en 4.9% en noviembre, el nivel más alto alcanzado desde la creación de esta área monetaria común en 1999.
A pesar del crecimiento acelerado de la inflación en la eurozona, el Banco Central Europeo ha decidido mantener su política expansiva hasta tanto mejoren las condiciones del mercado laboral y se consolide la reactivación.
Las economías emergentes presentan una mayor volatilidad en la inflación que los países desarrollados, debido a que tienen menor resiliencia a los choques externos que las economías avanzadas.
Por ejemplo, en octubre 2021, la economía de China presentó una inflación interanual de 13.5 %, mientras Turquía registró en noviembre un alza de precios de 21.3 %. Turquía ha experimentado una devaluación de la lira con respecto al dólar de 44.9 % en lo que va de año, motivada por conflictos institucionales entre el gobierno y el banco central, el cual ha recibido presiones por disminuir su tasa de política a pesar del desbalance macroeconómico.
En Rusia, las presiones inflacionarias llevaron al banco central a tomar la decisión en octubre de incrementar su tasa de política monetaria en 75 puntos básicos. Al cierre de noviembre, la inflación rusa se había situado en 8.4% interanual. Asimismo, en Corea del Sur, una economía de baja inflación donde rara vez este indicador supera el 2.0%, los precios crecieron 3.7%, registrando su mayor inflación interanual en una década. Como resultado de este comportamiento el banco central aumentó la tasa de política monetaria en 25 puntos básicos por segunda vez en lo que va de año.
Inflación y reacción de política en América Latina
La inflación en las economías más grandes de América Latina (AL) ha sido sensiblemente afectadas no solo por la inflación importada, sino también por marcados procesos de depreciación y en algunos casos, por problemas de inestabilidad política y social.
Por ejemplo, Argentina, que actualmente se encuentra sin acceso al mercado internacional de crédito, es el país de la región con mayor nivel de inflación, alcanzando 52.1 % al cierre de octubre. En respuesta a esta situación incrementó su tasa de referencia en 200 puntos básicos en noviembre.
Por otro lado, Brasil enfrenta fuertes presiones cambiarias, a la vez que atraviesa la mayor sequía experimentada en el presente siglo, la cual ha provocado una difícil crisis energética. Como resultado de estos sucesos, la inflación interanual aumentó hasta situarse en torno a 11.0% en noviembre. En lo que va de año, el Banco Central de Brasil ha incrementado su tasa de política monetaria en más de 500 puntos básicos hasta situarla en 9.25% anual.
En el caso de México, la segunda economía más grande de la región, datos de la agencia oficial de estadística (INEGI) indican que la inflación ascendió a 7.37% interanual en noviembre, su mayor nivel en veinte años, afectado como Brasil por la inflación importada y las condiciones climatológicas.
La respuesta del banco central, Banxico, ha sido bastante agresiva, incrementando su tasa de política en cuatro ocasiones desde el mes de junio.
En Chile, además de la inflación externa, la economía ha enfrentado un exceso de liquidez que ha generado presiones sobre la inflación doméstica, originado en la autorización del retiro de hasta un 10 % de los fondos acumulados en las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) en tres ocasiones.
Por su parte, Perú ha enfrentado inestabilidad política y social desde las últimas elecciones presidenciales lo que se ha reflejado en los mercados de capitales con importantes caídas en la Bolsa de Valores de Lima (BVL). Adicionalmente, la depreciación acumulada del sol peruano frente al dólar estadounidense en el presente año alcanzó 11.3% a principio de diciembre.
* La inflación de Argentina, Brasil, RD y México corresponden a octubre de 2021. Fuente: Bancos Centrales de América Latina.
Al igual que en el caso de Argentina, Brasil y México, Chile y Perú tomaron la decisión de incrementar sus respectivas tasas de política monetaria en la coyuntura actual.
En el caso de Chile el aumento ha sido de 225 puntos básicos en 2021, mientras Perú ha incrementado su tasa de referencia en 175 puntos básicos. Como se puede observar, las economías más grandes de la región han respondido a las presiones inflacionarias mayormente importadas ajustando sus tasas de política monetaria y retirando los estímulos monetarios implementados durante la pandemia.
La inflación mundial y sus efectos en República Dominicana: Reacción de política monetaria
Durante el periodo enero-octubre 2021, la inflación acumulada en República Dominicana (RD) se ubicó en 6.56 %. Al igual que en gran parte de las economías, la dinámica inflacionaria dominicana se ha visto afectada por el choque de oferta global, particularmente por el incremento tanto de los precios del petróleo, como de insumos importados utilizados en la producción local y el sector construcción; así como también por el aumento del costo de los fletes asociado a la escasez de contenedores.
Además, la RD fue afectada por la fiebre porcina, lo cual generó un efecto sustitución, incrementando aún más los precios del pollo y otros productos cárnicos, cuyos costos ya reflejaban el aumento de las materias primas importadas.
A pesar de estos factores, la inflación interanual se ha moderado luego de alcanzar su punto más alto en mayo, 10.48 %. El sistema de pronósticos del banco central indica que la inflación convergerá gradualmente al rango meta de 4 % ± 1 % durante el segundo semestre de 2022, aunque lo hará a un ritmo más gradual de lo que se pensaba originalmente, ya que las expectativas apuntan a un choque de oferta más persistente que lo esperado.
A diferencia de lo ocurrido en otras economías emergentes, el proceso inflacionario mundial ha afectado la inflación doméstica en RD en un momento donde el país ha logrado consolidar su recuperación económica. La consolidación de la reactivación se observa en el último dato del Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE), el cual creció 12.4 % interanual en enero-octubre. Asimismo, el mercado laboral dominicano ha continuado su tendencia a la normalización, alcanzando una ocupación total de 4,598,409 en julio-septiembre 2021, lo cual representó un 97.5 % de la ocupación total de octubre-diciembre 2019, es decir, de la pre-pandemia.
Es preciso señalar que la reactivación económica no hubiese sido posible sin la puesta en marcha de un efectivo plan de salud que permitió una apertura más rápida de la economía. Dentro de este plan, cabe destacar el efectivo programa de vacunación del gobierno que ha logrado inocular casi un 80.0% de la población adulta con una dosis, y aproximadamente un 65.0% de dicha población con dos dosis, según el Ministerio de Salud Pública.
Ante el evidente dinamismo de la economía dominicana en un entorno de presiones inflacionarias provenientes en su mayoría del sector externo, el banco central decidió implementar un plan de normalización de su política monetaria para ser ejecutado en dos etapas. La primera se inició en agosto con el retorno gradual y ordenado de la liquidez facilitada por el estímulo monetario de la pandemia. La segunda comenzó el 24 de noviembre de 2021 cuando el banco central incrementó su tasa de política monetaria (TPM) en 50 puntos básicos, de 3.00 % anual a 3.50 % anual.
Precisamente para la semana que culmina el 17 de noviembre se ha anunciado una reunión de alto nivel entre los cuatro principales bancos centrales del mundo, la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra para coordinar decisiones sobre el retiro de los estímulos monetarios implementados por los países durante la crisis del COVID-19. Este hecho indica que el banco central dominicano ha actuado de manera oportuna y correcta, al anticiparse a las decisiones que se espera tomarán las economías más industrializadas.
En el caso dominicano, es importante señalar que la decisión de normalizar la política monetaria se ha adoptado en momentos en que la economía presenta una situación muy favorable en el sector externo. En enero-septiembre, la inversión extranjera directa (IED) alcanzó USD 2,484.9 millones y se espera que supere los USD 3 mil millones en 2021, financiando 1.6 veces el déficit de cuenta corriente que se situaría en torno a 2.0% del producto interno bruto (PIB).
Mas allá de la IED, otras actividades vinculadas al sector externo mostraron un gran dinamismo. Las exportaciones ascendieron a USD 9,199.1 millones en enero-septiembre, a la vez que se recibieron ingresos por turismo por USD 3,826.5 millones en ese mismo periodo. Vale resaltar que el mayor proveedor de divisas de la economía dominicana fueron las remesas que ascendieron a USD 9,461.7 millones en noviembre, para un crecimiento interanual de 28.8% y una expansión de 47.1% con respecto a 2019. Se espera que las remesas superarían USD 10 mil millones en 2021.
Este incremento en la entrada de divisas ha contribuido a su vez, a la estabilidad relativa del tipo de cambio, mostrando al 7 de diciembre una apreciación de 2.4 %, contrario a lo ocurrido en la mayoría de los países de la región, e incluso contrario a países emergentes que experimentan importantes depreciaciones de sus monedas. Por su parte, durante el mismo período, las reservas internacionales alcanzaron cifras históricas al situarse en USD 12,101.2 millones, equivalente a 6.1 meses de importaciones y a 13.0 % del PIB, superando las métricas sugeridas por el FMI.
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La reacción oportuna de política frente a la pandemia, la efectiva gestión de la crisis de salud y los fuertes fundamentos macroeconómicos de RD han sido elementos fundamentales para una expansión del producto real que se espera podría ubicarse en torno a 10.7 % al cierre del presente año.
Este crecimiento continuaría en 2022 por encima del potencial, tomando en consideración la reapertura de las actividades económicas y el repunte del turismo, así como el avance obtenido en el proceso de vacunación.
Como encargado del diseño y la ejecución de las políticas monetaria, financiera y cambiaria del país, el Banco Central de la República Dominicana continuará observando de cerca el fenómeno de la inflación global, a la vez que se mantendrá vigilante ante las condiciones económicas tanto domésticas como internacionales mientras perdure la crisis del coronavirus.
En ese sentido, la institución monetaria está preparada para reaccionar cuando las condiciones lo ameriten protegiendo la estabilidad macroeconómica y manteniendo el buen funcionamiento de los sistemas financieros y de pagos.