Las personas que viven en el espectro autista o con síndrome de down son especialmente sensibles a la sobre estimulación sensorial que implican estas fiestas.
Santo Domingo, República Dominicana. – La magia de la navidad se siente en cada esquina y las celebraciones se multiplican, ya sea en el plano familiar o social y esta época viene cargada, además, con su propio ritmo, colores, aromas y sabores, lo que en algunos casos podría representar una sobre estimulación sensorial que puede alterar a personas con trastornos del neurodesarrollo.
Aquellos que viven en el Espectro Autista o con Síndrome de Down son especialmente sensibles a los ruidos causados por fuegos artificiales, bullicio de muchas personas hablando y riendo al mismo tiempo o música estridente, a los adornos de los árboles de Navidad o al parpadeo y la música de las luces.
La psicóloga Ruth Esther Kelly Rubio, quien es egresada de la Universidad Nacional Evangélica (UNEV), posee un máster en Ciencias del Matrimonio y Familia de la Pontificia Universidad Lateranense de Valencia, España y trabaja en evaluación, diagnóstico y terapia conductual en la sede de Rehabilitación, recomienda tener en cuenta a cada integrante de la familia o grupo para garantizar el éxito de las celebraciones.
“En estas fiestas las familias deben respetar la diversidad y tomar en cuenta las necesidades y particularidades de cada integrante, para garantizar el éxito de las mismas”, dice la profesional y acota que tomando las previsiones de lugar, los familiares y hasta los amigos cercanos deben estar atentos a señales como llanto, gritos, autolesiones, agresividad o retraimiento en los adultos o menores que vivan con alguno de los trastornos citados, para consolarlos y tranquilizarlos en caso de que alguno de esos estímulos los altere.
“No se trata de aislarlos, al contrario, tener en cuenta sus sensibilidades para decidir la decoración, la comida, el volumen de la música, los colores utilizados, en fin, es hacerlos parte para que disfruten también”, explicó Kelly Rubio, quien asegura que la inclusión se gestiona previendo que ocurran episodios de ansiedad o de crisis emocional y sus principales recomendaciones son:
1. Elaborar un cronograma o calendario visual, de modo que todos en el núcleo familiar sepan qué sucederá y cuando.
2. Hacer partícipes a todos los miembros de la familia del proceso de decoración y hacerlo de manera gradual, cosa que se vayan adaptando a las novedades, cambios y estímulos, procurando lo que los expertos llaman el procesamiento sensorial vinculado al ambiente.
3. Lectura y dramatización de cuentos navideños entre todos los integrantes de la familia, asignando roles a aquellos con algún trastorno cognitivo o del neurodesarrollo, que incluya canciones simples y música no estridente.
4. Dentro de lo posible, incluir a familiares o amigos con hijos, hijas, ahijados o hermanos con algunas discapacidades en la elaboración de manualidades y procurar que ese momento sea de relajación.
5. En caso de que no sea posible controlar el ambiente, hay que ubicar un espacio neutro donde la persona con determinada condición pueda estar en calma, pero solo cuando se necesite, ya que la idea es que sea parte, no aislarle.
La profesional entiende que los padres y madres deben aprovechar los días de asueto para mejorar la comprensión y la gestión de la diversión familiar de manera inclusiva, pero indica que también son una oportunidad para detectar alertas de comportamientos inusuales o exagerados en niños y niñas no diagnosticados y posteriormente procurar ayuda profesional.