LA HABANA, -Las cajas negras de la aeronave de Cubana de Aviación que se estrelló en La Habana el pasado 18 de mayo se están analizando en Estados Unidos, informaron hoy autoridades de la isla.
«Todavía no se saben las causas; ya las cajas negras están en Estados Unidos», indicó el ministro de Transporte, Adel Yzquierdo, citado por la agencia de noticias oficial Prensa Latina (PL).
Yzquierdo compareció en la víspera durante una audiencia de la comisión de atención a los servicios de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento unicameral) cubana, donde divulgó los últimas datos sobre la investigación del accidente.
El Boeing 737-200 arrendado por la aerolínea de la isla a la compañía mexicana Global Air para cubrir el vuelo DMJ-972 de La Habana a Holguín (este) se precipitó a tierra minutos después de despegar del aeropuerto internacional Jose Martí con 113 personas a bordo.
La única superviviente es una joven cubana permanece ingresada en un hospital de La Habana en situación estable pero con pronóstico crítico.
El Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC) encabeza una comisión que investiga el accidente, a la que se sumaron expertos de México, de Boeing y peritos europeos.
El titular de Transporte explicó a los diputados que tres peritos cubanos viajaron a Estados Unidos «para saber los problemas que pudo tener el avión» y advirtió que la labor de investigación que se sigue con las cajas negras de la aeronave siniestrada «puede demorar meses».
Yzquierdo dijo además que las autoridades cubanas se pondrán en contacto con los familiares de las víctimas del accidente «para explicarles algunas cosas que deben saber».
El aparato siniestrado, que Cubana operaba en régimen de alquiler, fue construido por la empresa multinacional estadounidense Boeing en 1979.
Tras la catástrofe aérea, las autoridades de México han suspendido temporalmente las operaciones de la compañía Global Air mientras se determinan las causas que provocaron el accidente.
El desastre aéreo dejó 112 personas fallecidas, de ellas 101 cubanos y once extranjeros: siete mexicanos -incluidos los seis miembros de la tripulación y una turista-, dos argentinos y dos saharauis residentes en la isla, uno de los cuales tenía también nacionalidad española.