Por Emiliano Reyes Espejo
El autor es periodista
A ninguno de los candidatos a la Presidencia de la República para las elecciones del próximo 5 de julio de este año se les ha ocurrido ni por asomo poner en sus planes de desarrollo a una comunidad pobre y valiosa como Las Salinas de la provincia de Barahona.
A nadie, ni siquiera a sus líderes políticos locales, les ha pasado por sus mentes confeccionar una estrategia que contribuya a paliar la pobreza de asola a esta comunidad del Sur del país.
Ni proponer un “Instituto del Yeso de Las Salinas” para formar artesanos que elaboren piezas usando este valioso mineral. No he visto en ninguno de los programas de gobierno la inclusión de Las Salinas porque a nadie le importa este poblado conformado por familias que, aunque pobres, albergan una gran esperanza.
El municipio de Las Salinas posee dos minas que deben equivaler a una enorme riqueza. Pero no es así. La explotación de estas reservas mineras más que generar progreso, ha sumido a esta comunidad en la miseria.
Es como si los moradores de este municipio cargaran sobre sus espaldas todo el peso de 800 millones de toneladas métricas de la reserva de yeso y los 70 millones de toneladas métricas de Sal Gema.
Y como si no fuera suficiente, a todo ese enorme peso se le agrega la desidia e indiferencia oficial. Igualmente lleva encima la conducta troglodita de empresas privadas que desean engullirse todo sin dejar nada, y por ende explotan, sin mayor sonrojo, las riquezas de ese pueblo. Una actitud que nos deja estupefactos.
La mina de yeso por ejemplo fue traspasada por el gobierno mediante contrato al sector privado, específicamente a la cementera mexicana CEMEX. Y lejos de contribuir a elevar la riqueza y mejorar la calidad de vida de los moradores, esta acción ha llevado más miseria a la población, ya que ha implicado una pérdida absoluta de los empleos. La privatización produjo como colofón esta belleza: De 600 trabajadores que dependían de estas minas, ahora apenas hay unos 20.
Los dueños de camiones de transporte de yeso han sido desplazados por unidades de la propia empresa. Los obreros indistintamente viven quejándose porque apenas le pagan ocho mil pesos mensuales por duras jornadas de ocho horas en un ambiente minero contaminante, mientras carecen de una protección que evite que se les saturen los pulmones de polvillos que genera la extracción del mineral.
Ni hablar del deterioro del medio ambiente, la insalubridad y la pírrica producción agropecuaria en la zona.
Hay que ser muy descarnado –y hasta desalmado-para viajar a este lugar y ver “con sus propios ojos”, sin conmoverse, la forma miserable como viven allí muchos dominicanos. ¡Son dominicanos de por Dios, son dominicanos!
Y frente a este panorama de infelicidad, observamos impávidos la inmensa riqueza que atesora esta tierra, pero que es explotada para usufructo de una o dos empresas, en connivencia con un Estado que parece que todavía no sabe cuál es su rol frente a sus ciudadanos.
Según el portal Rincón del Vago, “la loma de sal y yeso tiene una extensión de 21 km2”, ubicada en la porción Sur del Valle de Neyba, en el Sur Profundo y constituye el segundo depósito (de estos minerales) de importancia en toda Latinoamérica. En una oportunidad, la explotación de la mina de sal generaba un gran movimiento económico en el puerto de Barahona, donde surcaban barcos que llegaban allí a cargar el mineral para exportación, generando riqueza no solo a la provincia que era la más dinámica económicamente hablando en la época, sino también a la propia comunidad de Las Salinas.
La licenciada Wendy Cuevas, un talento oriundo de esa tierra pródiga, nos relata que cuando su abuelo Emilio Segura estas minas eran la principal fuente de empleos de la zona. -“Mi abuelo fue administrador de la mina de sal y yeso”, nos narra Wendy. Y agrega: “A esa mina venían gentes de España, Colombia y otras partes del mundo que llegaban allí como técnicos o interesados en estos minerales”.
Sostiene que esa mina daba trabajo a todo el Sur, a los barahoneros, a los cabraleños, en fin, a toda la región. –“Era una fuente de trabajo que permitía a la gente mantener dignamente sus familias y no solamente de Salinas y Barahona, sino también de esos países que te acabo de decir, o sea, que daba sustento a familias allende los mares”, enfatizó.
Guardo recuerdos de grandes barcos que anclaban en el muelle de Barahona y que de estos bajaban como bandadas de garzas blancas, grupos de marinos altos, blancos y de ojos azules que provenían de distintos países.
En una ocasión en plena calle Padre Billini, entonces la principal arteria comercial de Barahona, caminaban varios marinos y todo el mundo decía que se dirigían a Villa Estela, donde estaban ubicados algunos cabarets. Un ciudadano osó llamar a un marinero con el mote de “gringo” y éste, apartándose del grupo se devolvió, y en tono molesto le dio esta agria respuesta:
-Oye, yo no ser “gringo”, ser alemán, ser alemán ¿entendido?
Modelo de desarrollo sostenible
Pero nuestro interés no es solo plantear todas estas cosas que todo el mundo conoce. Nos proponemos esbozar a la nueva gestión de gobierno que tome en serio el municipio de Las Salinas y lo convierta en un modelo de desarrollo socio-económico sostenible a partir de la otra cara de la explotación del yeso y, por ende, del turismo.
En tal sentido, abogamos porque una nueva administración del Estado se disponga a realizar las siguientes iniciativas para sacar de una vez y por todas de la actual miseria a la valerosa población de Las Salinas. Esperamos, por tanto, que con esto se logre el desarrollo no solo de la provincia, sino de los salineros y de toda esa zona.
Sugerimos:
1) Crear el Instituto del Yeso de Las Salinas, entidad que tendría el objetivo de formar jóvenes de esta zona en la elaboración artística del yeso, concretamente para formar bachilleres artesanos, una iniciativa que sería única en el país.
2) Impulsar la industria del yeso para que se elaboren productos industriales a partir de este mineral como materia prima.
3) Crear un corredor turístico de las minas de sal y yeso que integre esta comunidad a los planes de desarrollo del turismo regional que se impulsará en las provincias de Barahona y Pedernales. Esto implicará la formación de guías que expliquen a los visitantes los orígenes de estas reservas y su importancia en muchas actividades cotidianas de la vida.
4) Construir una edificación tipo museo para exhibir piezas de sal y yeso.
5) Levantar un laboratorio para estudiar de manera científica las distintas maneras de extraer beneficios adicionales de la explotación de estos minerales
6) Crear las condiciones estéticas y ambientales en las minas para que sirvan de atractivos turísticos.
7) Propiciar estudio de factibilidad a nivel técnico que sea realizado por expertos en minería, proyectistas, economistas, sociólogos y representantes de las universidades de la zona.
Nosotros vemos que países orientales como China, Taiwán, Corea, etc. sacan provecho del bambú por ejemplo para la producción de artesanía ¿por qué no hacer lo mismo aquí con el yeso?
A Juan Bosch se le atribuye un especial interés en la explotación de las minas de sal y yeso a nivel industrial, no solo para uso como materia prima para producir cemento, quería ese ilustre dominicano que esto se haga específicamente para beneficiar a los pobladores de estas deprimidas zonas.
Espero No ser una voz que clama en el desierto.