PARÍS, Estados Unidos dijo a sus ciudadanos que eviten los viajes internacionales y advirtió a los que están en el exterior que regresen ya si no quieren quedarse afuera por tiempo “indeterminado”, mientras el gobernador de California pidió a los 40 millones de habitantes que permanezcan en sus casas para tratar de detener la propagación de una pandemia que ha matado a más de 10.000 personas alrededor del mundo.
La ciudad china de Wuhan, donde se originó la pandemia, brindó un rayo de esperanza al no reportar nuevos contagios por segundo día consecutivo y solo 39 en todo el país, todos provenientes del exterior, según el gobierno. Pero los efectos de la economía global paralizada empezaban a resultar evidentes, desde millones de flores sin vender apiladas en Kenia hasta el lento vaciamiento de los cielos del mundo.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió de una inminente recesión global “quizás de dimensiones récord”. En una muestra del desplazamiento de la enfermedad de este a oeste, un funcionario chino de la Cruz Roja al frente de una delegación a Milán fustigó a los italianos por no respetar su cuarentena.
Sun Shuopeng dijo que era un escándalo ver tanta gente en las calles, en el transporte público y en los restaurantes de los hoteles. “Ya mismo debemos detener toda la actividad económica y debemos detener la movilidad de la gente”, dijo. “Todos deberían quedarse en casa en cuarentena”.
China también envió equipos médicos a Praga. Los gobiernos del mundo tratan de encontrar un equilibrio entre la necesidad de confinar a sus habitantes en sus casas y la de mantener el suministro de medicamentos, alimentos y otros artículos esenciales. En Gran Bretaña, la categoría de trabajadores esenciales incluye a los médicos, paramédicos y personal de enfermería, así como religiosos, camioneros, recolectores de basura y periodistas.
El presidente francés Emmanuel Macron exhortó a los empleados de supermercados, lugares de producción y otros servicios esenciales a seguir trabajando. “Debemos mantener al país en marcha”, dijo. El número de fallecidos por el COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, superó las 10.000 personas, y los contagios exceden los 244.000, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins. Italia, con 60 millones de habitantes, ha registrado 3.405 muertes, superando las 3.248 de China, un país de población 20 veces mayor.
Aunque la enfermedad es de leve a moderada en la mayoría de las personas, los ancianos son particularmente susceptibles a sufrir complicaciones graves. La amplia mayoría de los muertos en Italia, el 87%, son mayores de 70 años. Más de 86.000 pacientes se han recuperado ya, en su mayoría en China, pero el ritmo es mucho más lento que el de su propagación.
Los casos leves o moderados de COVID-19 tardan unas dos semanas en curarse, un plazo que puede ampliarse hasta el mes y medio en los cuadros más graves, según la Organización Mundial de la Salud. Por otra parte, los países están imponiendo controles fronterizos y cuarentenas cada vez más estrictos para que la población se quede en casa y evitar la entrada de gente de fuera con la esperanza de reducir los contagios, mientras se preparan para una avalancha de enfermos.
En California, el gobernador Gavin Newsom aseguró que, si no se tomaban medidas drásticas, el 56% de los 40 millones de residentes del estado podrían contraer el virus en las ocho próximas semanas. Además, amplió las restricciones a las salidas de casa no cruciales, alegando que es necesario controlar los contagios, que amenazan con saturar el sistema de salud de la región. Restricciones similares se aplicaron en algunos de los focos más graves del virus, como Italia, España y el centro de China. La mayor mezquita del sudeste de Asia canceló las oraciones del viernes.
La gran mezquita de Istiqlal, en la capital de Indonesia, Yakarta, suele estar atestada con los miles de fieles que acuden a rezar en el día más importante de la semana para los musulmanes. Pero en la cuarta nación más poblada del mundo, que tiene más de 300 casos, se teme por la posible gravedad del brote. El llamado del presidente a cancelar todos los actos multitudinarios será difícil de aplicar en el extenso archipiélago.
En Estados Unidos, el ejército preparó hospitales de campaña móviles para instalarlos en las grandes ciudades y los conductores esperaron en largas filas para someterse a nuevas pruebas para detectar la enfermedad sin bajarse de su auto. El virus ha infectado a al menos un jefe de Estado en Europa, el príncipe Alberto de Mónaco, de 62 años, que seguía trabajando desde su oficina. Se suma a la larga lista de funcionarios de Irán, Brasil, Australia y otras naciones aquejados de COVID-19. (Agencia).